UX Writing en español: empatía de ¿Cuáles géneros?

Be Marte
10 min readMar 23, 2021

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5 famous non binary people (Imbi the girl, Arca, Indya Moore, aunt Freckle, and Alok Vaid-Menon)

La “-e” de la discordia. Esa marca de género constantemente malentendida y repudiada. La Lindsay Lohan de la lingüística.

La “-e” que cuando hablamos de UX Writing en español es rechazada sin misericordia, sin conversación alguna y siempre con los mismos argumentos. Pues este artículo es para abrir ese diálogo. Como persona no binaria y UX Writer, me tomo la libertad de arrimar una silla a la mesa y preguntar a mis colegas ¿Podemos hablar un poco de esto antes de mandar todo el lenguaje inclusivo a la hoguera? ¿En serio quieren seguir hablando de empatía de género dejándonos por fuera?

¿Qué pasa con el lenguaje inclusivo?

Vale, pues para entendernos, con lenguaje inclusivo me refiero a lenguaje que hace inclusión de género para personas fuera del binarismo de hombre/mujer. En el español, marcamos el género con la terminación -a / -o según lo que corresponda.

Las personas fuera del binario, al no ser mujeres ni hombres, preferimos no usar un lenguaje que nos incluya dentro del binario. Ahí es donde entran las terminaciones en -e, -x, o incluso -i.

Indudablemente lo has visto en alguna red social cuando alguien dice “todes” o “amigues”. También indudablemente habrás visto a algún policía de la lengua contestar, “el verdadero lenguaje inclusivo es el braille o el lenguaje de señas”, justo antes de no volver a pensar en el braille ni en el lenguaje de señas durante el resto de su vida.

A medida que se visibilizan más las identidades fuera del binario, más uso se les da a los neo pronombres y a las marcas alternativas de género. Y más controversia causan porque ¿Cómo las usamos? ¿Cómo se pronuncia? ¡¿Cómo que más de dos géneros?! ¡¿Cómo va a sobrevivir la humanidad si tenemos que poner más de dos casillas cuando le pidamos a la gente su género?!

Pues, las usamos usándolas, se pronuncian como suenan, sí, y la humanidad no va a sobrevivir al calentamiento global no te preocupes por formularios.

Es un tema difícil, sobre todo para quienes nos dedicamos a escribir palabras en pantallas para uso masivo. Y aquí es donde encontramos el primer problema, la mayoría de las conversaciones de UX Writing en español que tocan el tema, rechazan el lenguaje inclusivo basadas casi siempre en los mismos argumentos:

  • No es accesible
  • Causa rechazo
  • El español ya tiene otras opciones

Antes de entrar en detalle de si estos tres argumentos son verdad o no (spoilers: depende), hagamos lo que siempre hacemos como UX Writers, empaticemos. ¿Por qué se usa el lenguaje inclusivo en primer lugar?

Empatizando con personas fuera del binario

A collage with black and white pictures of Frank Sinatra and Judy Garland, and in the center a screenshot of a Contrapoint video (Transtrenders)

El lenguaje es un espacio identitario. Lo usamos para poder hacer auto-referencia y poder expresar quiénes somos. Yo, por ejemplo, soy una persona que no se identifica dentro del binario y mi espacio identitario dentro del lenguaje se ve coartado cuando tengo que usar marcas de género que no me representan.

Para evitarlo, se me va la vida parafraseando. Preguntas tan sencillas del tipo “¿Cómo te sientes?”, requieren que conteste asumiendo otra identidad “harta de tener que ocultarme en otra identidad” , “harto de tener que conformarme al binario”.

En mi vida diaria, tengo que hacer piruetas lingüísticas para decir cosas que suenan en el mejor de los casos robóticas, y en el peor como que soy un fantasma del siglo de oro español.

A veces, me toca removerme de la ecuación por completo y no usarme de sujeto, en plan:

-¿Cómo estás?
-Descansando de tener que usar lenguaje con marcas de género porque es extenuante.

Otras es más fácil recurrir al inglés. La mayoría de las veces hay que hacer un decatlón lingüístico y sonar como un personaje mal escrito y melodramático de una novela barata en plan “pues me resulta extenuante tener que dar tantas vueltas porque a la gente le ofende que use una letra con la que me identifico”. Y si te cansó leer esa frase, imagínate cómo me siento yo teniendo que inventarme mil de esas al día.

Termino con mucho más cansancio que cuando empecé por no poder responder una pregunta básica y sencilla que todas las demás personas pueden responder sin pensar dos veces.

Aun así, no es solo una cuestión de comodidad, es tener que borrarte de tu propia existencia porque no tienes maneras de hablar de ti. Ser una persona no binaria no es algo que te puedes quitar para la comodidad de los demás. Solo puedes ocultarlo dentro de un lenguaje que no te representa. Algo así como cuando decidimos que el masculino universal no representaba a todo el mundo, ¿Nos acordamos?

Pero vale, que esto soy yo. Que igual es solo a mi que me molesta no poder aplicar la economía del lenguaje y después de casi dos décadas de haber salido del armario tal vez es la vejez lo que me cansa (dato curioso: esta frase pudo haber sido “tal vez estoy cansadx”).

A lo que voy es que yo no soy mi usuario. Quería investigar el uso del lenguaje inclusivo no desde la posición de los observadores y teóricos, sino desde usuarios reales. Me fui a Twitter y a Lex app a buscarles, y les hice 2 preguntas:

¿Cómo te hace sentir, a nivel personal, el poder usar lenguaje inclusivo?

¿Cómo te hace sentir, a nivel personal, no poder usar lenguaje inclusivo?

Hablé con 5 personas de entre 20 y 34 años. Algunas eran personas no binarias, otras personas transmasc, y una persona dos espíritus.

Con respecto al uso del lenguaje inclusivo, todas expresaron tener problemas con el binario:

Para mí es muy importante poder marcar mi género de la manera más exacta posible porque eso determina qué tan cómodo me siento en el lugar y usando una plataforma. Por ejemplo si soy forzado a usar mi nombre y género “legal” en algún lugar se me hace estresante estar allí”.

“Llevo un rato usando el masculino pero me molesta horrible porque no soy yo. Me molesta menos que el femenino, pero igual me rechina”.

“En mi experiencia estoy siempre teniendo que borrarme e invisibilizarme porque a los demás les da miedo ser más inclusivos y parece tonto pero muchas veces dejo de hablar con amigues o evito hablar en público porque para hacerlo tengo que dejar de ser yo”.

“Para mí una señal de que el inclusivo no es bien recibido también es una señal de que yo con todo lo que soy no soy bien recibido”.

También es de notar que el no poder usar el lenguaje inclusivo va más allá de ser una molestia:

Me pongo a dar vueltas, como por ejemplo decir “siento cansancio” en vez de de “estoy cansad(x/a/o). También hago el truco de decir “estoy cansad…” y susurro la o al final. Porque literal tener que usar el nombre y pronombres que no son, me generan un estrés y ansiedad terrible”.

Evito hablar de mí porque me siento muy farsante cuando tengo que usar una a/o, como que mi propio lenguaje me borra”.

Otro punto importante es que aunque estas personas se sienten representadas al poder usar la -e o la -x, que el lenguaje inclusivo no tenga más adopción les causa problemas:

“Siento que siempre estoy usando un disfraz, incluso con la gente “más moderna” me da la sensación de que “me siguen el juego” con el inclusivo pero que a la hora de la verdad me ven como un hombre y nunca van a dejar de hacerlo si siempre tengo que hablar de mi en masculino”.

“Me doy cuenta cada vez que uso un “gendering” y me doy cuenta de que nadie me habla en masculino naturalmente, aunque nunca me han oído referirme a mi en femenino y aunque les he dicho que soy no binarie

“Usar el neutro (elle, y acabar las palabras con e) me da verguenza usarlo. Como que me hace sentir súper en evidencia o como alguien que habla raro y nadie se lo dice”

De las 5 personas, solo 1 dijo no sentir incomodidad por no poder usar lenguaje inclusivo, pero aclaró que es por el factor externo de no querer molestar:

“Me siento bastante seguro y cómodo en mi género… tanto que suelo tragarme la incomodidad de ser misgendered antes que “molestar” a los demás con mis requerimientos… como si fuese pedirles demasiado. En lugares no familiarizados con el lenguaje neutro me agobia el hecho de “estar haciendo currar” a la gente con un lenguaje diferente y liarles… o tener que explicarles y que no entiendan y tener entonces tener que defender y bueno, que no siempre tengo la energía”

Vale, pues no soy solo yo. Momento de insights:

  • 4/5 de las personas no binarias entrevistadas usan neo pronombres (“elle” y “ellx).
  • 4/5 Prefieren usar marcas alternativas de género para sentirse identificadas y visibilizadas.
  • 5/5 Sienten que los espacios que usan el lenguaje inclusivo son espacios seguros para ellas.
  • 5/5 Reportan sentirse cansadas de tener que parafrasear y buscar alternativas para evitar usar palabras con géneros marcados.
  • 5/5 Sienten incomodidad al no poder usar la marca de género correspondiente a sus identidades.
  • 3/5 Mencionaron querer que el lenguaje de género fuese más usado, visibilizado y tomado en serio.

Me quedo con uno de los temas que mencionó una de estas personas, “el hacer currar” a los demás por respetar nuestros pronombres. Es decir, por reconocer quiénes somos como seres humanos. Aquí no estamos hablando de querer usar una -e o una -x porque se vea más moderno y woke. Hablamos de poder expresar quienes somos usando la lengua que queremos usar. Que hablar no se vuelva una lucha de identidad vs. español.

Nos hace falta que hablar no suponga más esfuerzo que ir al gimnasio. Pero para que eso pase, los demás van a tener que currar, y eso no debería ser solo responsabilidad de nosotres sino también de todas las personas a las que les importa la empatía de género. No se va a lograr hasta que normalicemos -al menos la idea de usar- el lenguaje inclusivo.

“Lo que no se nombra, no existe”

Redefiniendo el problema

Pero ajá, todo muy bien, muy humano, muy empático pero sigue habiendo un problema. Afortunadamente lejos de que el problema sea si es válido querer que nuestro idioma nos permita auto identificarnos, esta vez viene a ser el uso práctico. Y aquí volvemos a los argumentos en contra del lenguaje inclusivo:

  1. La -e, -x, o -@ no son accesibles. Este argumento normalmente va por varias ramas: no es pronunciable, no pueden leerlo los lectores de pantallas, y son difíciles de entender para personas neurodivergentes.

Que la -x y el -@ no son pronunciables, créeme que lo sabemos. Cuando hables con una persona no binaria fíjate en cómo bajamos considerablemente el volumen de la voz cuando llegamos a una marca de género. Esto nos deja con la -e, pero entonces es que no pueden leerlo los lectores de pantallas y pregunto, ¿Van a poder leerlo algún día los lectores de pantalla si no lo volvemos una necesidad? Se me ocurre que si prohibimos el uso, pues jamás se inventará un lector que sí pueda.

Por último, entra el tema de otras comunidades que pueden verse afectadas por el lenguaje inclusivo. Que puede afectar a personas con dislexia o ADHD. Este argumento, acepto que no lo entiendo… ¿Tenemos que priorizar comunidades y excluir a otras? ¿Estamos enfrentadas? ¿Nos van a enviar a un domo de la muerte a uno de cada a ver quién gana el derecho a la inclusión? ¿Hay comunidades universalmente más importantes que otras? Y finalmente, ¿Dónde está la investigación que concluyó esto? ¿Qué es lo que hace que se les dificulte? ¿Se les haría más fácil con mayor exposición al lenguaje inclusivo? ¿No se supone que el diseño UX busca soluciones? ¿Cómo va a dejar de ser disruptivo para la lectura si nunca lo usamos?

2. Causa rechazo. Mira, pues sí. Y para nosotres es un rechazo que va más allá de una decisión de estilo. Va de rechazo al simple hecho de que existamos y podamos hablar de nuestra propia existencia. Que por supuesto no es responsabilidad de una marca ni de una app hacer activismo social, pero detrás de estas marcas estamos seres humanos que, en teoría, luchamos por la inclusión y la universalidad y como tales, igual deberíamos poner de nuestra parte por acabar con ese rechazo. O sino empecemos ponerle asteriscos a nuestra inclusión.

3. El español ya tiene otras opciones. Ya, pero ¿Son sostenibles a lo largo del tiempo? ¿Podemos siempre recurrir a la frase más larga en espacios reducidos? ¿No era esto lo mismo que nos decían cuando nos quejábamos del masculino universal?

Vale, y ¿Y cuál es la maravillosa solución no binaria?

La verdad que ni idea.

Concuerdo plenamente en que no toda marca (ni siquiera la mayoría de marcas) está lista para empezar a usar el inclusivo. De hecho hasta podría estar de acuerdo en que no todas las interfaces lo necesitan. Pero podemos empezar por dejar de poner como regla inquebrantable el “no usar el lenguaje inclusivo” y más si la argumentación lo hace ver como si fuese una decisión estética y no identitaria.

También podemos empezar a abrirnos a la posibilidad de que las personas no binarias también somos usuarias. Y como tal, en algún momento para escribir para nosotres, habrá que hablar como nosotres. Para ese momento igual ya deberíamos tener resuelto el tema de los lectores de pantallas, haber estudiado qué tan difícil es de leer para personas de otras comunidades, y haberle perdido el miedo a la -e. O parafraseando a Torrey Podmarjesky, ¿Es que no quieren nuestro dinero no binario?

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